La autoestima
Piensa en alguien cercano a ti, ya sea un miembro de tu familia o un amigo íntimo.
¿Qué opinas de esa persona? ¿Disfrutas de su compañía? ¿Te gustaría pasar más o menos tiempo con ella? ¿Compartes sus puntos de vista? ¿Te inspiran sus logros o consideras que carecen de relevancia?
La verdad es que, al igual que mantenemos relaciones con otras personas, también tenemos una relación con nosotros mismos. Todos nosotros poseemos una imagen de quiénes somos, que puede ser positiva o negativa. Podemos sentirnos orgullosos de nuestros logros o minimizarlos. Asimismo, al experimentar emociones, podemos aceptarlas y permitirnos sentirlas o, por el contrario, invalidar nuestros propios sentimientos.
La autoestima, en última instancia, es el conjunto de pensamientos, valoraciones, creencias e ideas que tenemos sobre nosotros mismos. No es algo inmutable, sino que puede fluctuar a lo largo del tiempo. Por ello, es esencial fomentar una relación sana con nuestro ser interior, nutriendo una autoestima positiva y aceptando nuestras emociones y logros sin menospreciarlos.
5 Pasos para mejorar tu autoestima
Vivimos en un mundo lleno de comparaciones, y es complicado aceptarnos tal como somos y dejar de medirnos frente a los demás. A menudo, observamos a personas que parecen seguras de sí mismas, que viven con confianza y determinación, y que se valoran positivamente. Al final, esto puede provocar que nos sintamos inseguros e insuficientes.
También es posible que nos hayan machacado mucho en nuestro pasado, que haya personas que nos hayan hecho sentir inferiores o culpables y se nos haya generado una herida en nuestra autoestima. Que no sintamos que somos suficientes y que no merecemos amor.
Independientemente de la razón por la que sientas que tienes una baja autoestima, no te preocupes, pues hay acciones que puedes tomar para mejorarla. Puedes tener más autoestima, en consecuencia, puedes sentirte orgulloso de ti mismo.
A continuación, te presento 5 pasos que podemos seguir para fortalecer nuestra autoestima:
Paso 1: Definir bien el problema
No podemos mejorar aquello que no conocemos. Tenemos que empezar por conocer bien todo lo que hacemos que mantiene nuestra autoestima baja. Como dice el dicho «conoce a tu enemigo y habrás ganado media batalla«.
Puedes comenzar reflexionando (o escribiendo) sobre tus experiencias pasadas. Piensa en las experiencias que más te han marcado y que te hayan hecho sentir inferior o menos capaz que los demás. Estas experiencias pueden incluir situaciones en las que fuiste criticado, ridiculizado, rechazado, ignorado o tratado con indiferencia. Es importante recordar que estas experiencias no definen tu valor. Podemos crecer a pesar de haber pasado por esos momentos.
Identifica que miedos, creencias o pensamientos negativos generaron esas experiencias. Por ejemplo si sufriste acoso escolar, es posible que hayas desarrollado una creencia negativa acerca de ti mismo, como que eres débil o no eres lo suficientemente bueno. También es posible que hayas desarrollado miedos relacionados con la interacción social o la confianza en ti mismo.
Paso 2: Practica la autoaceptación
Antes de hacer más, debemos dar un paso atrás primero. Sé que tienes muchas ganas de cambiar, pero no hay ningún cambio duradero sin autoaceptación.
La primera creencia que debemos debilitar es la de que «no haces nada bien» o que «no vales nada». Es imposible que tengas una buena autoestima mientras nos creamos esas ideas. Se consciente de que esas ideas son subjetivas, que no son una realidad palpable, como que tienes dos orejas o una nariz.
Lo segundo que debemos hacer es identificar y reconocer nuestras fortalezas y logros. En lugar de centrarnos en lo que no hacemos bien, debemos comenzar a enfocarnos en lo que sí hacemos bien. A menudo, las personas con baja autoestima minimizan sus logros o los atribuyen a la suerte o a otras circunstancias externas. Pero es importante reconocer y aceptar que nuestros logros son el resultado de nuestro esfuerzo y habilidades.
También es importante aprender a aceptar nuestras debilidades y errores sin juzgarnos o castigarnos por ellos. Todos cometemos errores y tenemos áreas en las que necesitamos mejorar, pero esto no significa que seamos menos valiosos o importantes como personas. Aprender a aceptar nuestras debilidades y errores como parte de nuestro proceso de aprendizaje y crecimiento es clave para construir una autoestima saludable.
Finalmente, es importante aprender a cuidar de nosotros mismos y de nuestra salud mental y emocional. Esto incluye cuidar de nuestro cuerpo, hacer ejercicio regularmente, alimentarnos bien, dormir lo suficiente y buscar ayuda profesional si es necesario. También debemos aprender a establecer límites saludables y decir «no» cuando sea necesario, en lugar de sacrificarnos constantemente por los demás.
Paso 3: Desafía tus miedos, creencias y pensamientos
¿Recuerdas el primer paso? En él analizamos el origen de nuestros miedos, creencias y pensamientos negativos.
Elabora una lista de tus miedos, creencias y pensamientos negativos. Si lo deseas, puedes inspirarte en alguna imagen o recurso que te ayude en este proceso. Tenerlos en una lista nos ayuda a familiarizarnos con ellos, identificar cuáles son más frecuentes y cuáles nos afectan de manera más intensa.
A continuación, examina punto por punto cada creencia y pensamiento negativo, cuestionándolos de manera crítica. Inicialmente, puedes hacerlo en la comodidad de tu hogar, y con el tiempo aprenderás a enfrentarlos a medida que surjan en tu vida diaria.
Para abordar tus miedos, clasifícalos en orden de dificultad. Comienza enfrentando aquellos más sencillos y, a medida que te sientas más seguro y capaz, ve aumentando el nivel de dificultad. Este enfoque te permitirá progresar gradualmente y fortalecer tu autoestima en el proceso.
Paso 4: Ponte metas realistas
Potenciar nuestra autoestima implica construir un futuro que nos entusiasme y nos haga sentir realizados. Establecer metas y perseguirlas nos brinda energía y vitalidad. En cambio, si nos convertimos en personas sin motivación que simplemente aceptan lo que el destino les ofrece, incluso cuando esto les provoca sufrimiento, no experimentaremos una vida plena.
Para comenzar, permítete imaginar y soñar con una vida mejor. Reflexiona sobre tus deseos: ¿Qué te gustaría lograr? ¿Cómo te gustaría ser? ¿Qué cosas te gustaría tener? Al principio, no hay límites en tus sueños, pero es crucial ir transitando desde la fantasía hacia la realidad y adaptar nuestros objetivos a metas realistas. No es necesario ser modesto; de hecho, puedes aspirar a objetivos desafiantes, siempre y cuando sean alcanzables.
Después de visualizar tus sueños y aspiraciones, es importante trazar un plan de acción para alcanzarlos. Divide tus metas en pequeños pasos y establece plazos realistas para cada uno de ellos. Esto te ayudará a mantener la motivación y a monitorear tu progreso a lo largo del tiempo.
Paso 5: Rodéate de personas positivas
La gente tiene muchísimo poder en nuestra autoestima. Si vivimos con alguien que nos vé con una luz muy negativa, si constantemente nos hacen sentir inferiores o tienen unas creencias muy negativas de nosotros, es difícil que consigamos tener una autoestima saludable.
Por eso, rodearse de personas positivas puede ser un gran impulso para nuestra autoestima y nuestra calidad de vida en general. Cuando compartimos nuestro tiempo con gente que nos aprecia, que nos respeta y que nos hace sentir bien, esto puede tener un impacto muy positivo en cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea.
Además, rodearse de personas positivas también puede influir en nuestras actitudes y comportamientos. Cuando interactuamos con gente que tiene una actitud optimista y constructiva hacia la vida, esto puede motivarnos a pensar y actuar de manera similar. Podemos aprender de sus enfoques positivos y aplicarlos a nuestras propias situaciones y desafíos.
Por supuesto, no siempre es fácil rodearse de personas positivas, especialmente si nos encontramos en un entorno donde predominan las actitudes negativas. Pero esto no significa que debamos conformarnos con relaciones tóxicas o limitantes. Podemos buscar grupos de apoyo, clubes o comunidades en línea que compartan nuestros intereses y valores, y donde podamos conectarnos con gente positiva y constructiva.
NOTA: Cuidado con el positivismo tóxico
Cuando me refiero a personas positivas, me refiero a personas que te apoyan, te quieren y te animan, no a personas que sólo expresan felicidad.
Una persona que expresa su tristeza, su miedo o culpa y que tiene pensamientos tristes no tiene por qué ser tóxica.
Una persona tóxica será aquella que te critica constantemente, te desanima, te manipula, te culpa de sus problemas o te hace sentir inseguro.
10 hábitos para fomentar tu autoestima
1. Expresa tus emociones
Si quieres tener una buena autoestima necesitas tener una relación sana con tus emociones. Para ello es importante que aprendas a reconocerlas, aceptarlas y comunicarlas. Solo así podemos tener buenas relaciones con otras personas.
El primer paso para expresar nuestras emociones es reconocerlas y ponerles nombre. Esto implica prestar atención a nuestras reacciones físicas, pensamientos y comportamientos en diferentes situaciones.
Ejemplo: Supongamos que estamos en una reunión de trabajo y nos sentimos incómodos y tensos. Podemos identificar que estamos experimentando ansiedad al reconocer las señales físicas (tales como sudoración, ritmo cardíaco acelerado) y pensamientos negativos asociados con la situación.
Ejercicio: Practica la identificación de tus emociones a lo largo del día, anotando cómo te sientes en diferentes momentos y situaciones. Al final del día, revisa tus notas y analiza las emociones que experimentaste.
2. Tómate un tiempo para ti todos los días
Imagina que tienes un amigo pero nunca sacas tiempo para hablar con él ni hacer cosas juntos. Tarde o temprano esa relación se marchitará por no haberla cuidado. Con nosotros pasa lo mismo, si no sacamos tiempo para hacer cosas que disfrutamos, es imposible que desarrollemos una autoestima sana.
Es importante recordar que el autocuidado y la dedicación a nosotros mismos no son egoístas, sino necesarios para poder estar en condiciones de cuidar de los demás. Al dedicarnos tiempo a nosotros mismos, recargamos nuestras energías y aumentamos nuestra capacidad para dar y compartir con los demás.
Por tanto, es fundamental que nos demos permiso para hacer cosas que nos gusten y nos hagan sentir bien, y que no dejemos que la rutina y las obligaciones nos alejen de nuestra propia felicidad. Al hacerlo, estaremos fortaleciendo nuestra autoestima y mejorando nuestra calidad de vida en general.
3. Haz ejercicio
No debemos subestimar la importancia del ejercicio en la autoestima. Para tener una buena relación contigo mismo, es esencial cuidar y mimar tu cuerpo. La práctica regular de ejercicio es una forma efectiva de hacerlo.
Reflexiona acerca de cómo te relacionas con tu cuerpo. Si tu cuerpo pudiera hablar, ¿cómo describiría su relación contigo? ¿Le das la atención y el cuidado que necesita? ¿Te esfuerzas por mantenerlo saludable y activo? Estas son preguntas importantes que debes considerar si deseas mejorar tu autoestima.
Cuando te ejercitas, liberas endorfinas que te hacen sentir bien contigo mismo y con el mundo que te rodea. Además, el ejercicio mejora la salud física y mental, lo que puede aumentar tu autoestima y confianza. También te ayuda a establecer metas y a lograrlas, lo que es crucial para mantener una imagen positiva de ti mismo.
4. Duerme bien
El sueño es otro aspecto fundamental que influye en la autoestima. Cuando no dormimos lo suficiente, nuestro cuerpo y mente no tienen la oportunidad de recuperarse y renovarse adecuadamente. Esto puede llevar a la fatiga, el estrés, la irritabilidad y la falta de concentración, lo que a su vez puede disminuir la autoestima y la confianza en uno mismo.
Por otro lado, cuando dormimos lo suficiente, nuestro cuerpo tiene la oportunidad de reparar los tejidos y los músculos, y nuestra mente puede procesar y consolidar la información y las experiencias del día. El sueño también nos ayuda a regular las emociones y a mantener un estado de ánimo equilibrado.
Para mejorar tu autoestima a través del sueño, es importante establecer una rutina regular de sueño y asegurarse de dormir las horas suficientes cada noche. Trata de evitar la cafeína y la actividad intensa antes de acostarte, y crea un ambiente tranquilo y relajante en tu habitación para ayudarte a conciliar el sueño más fácilmente.
5. Come saludable
La alimentación es esencial para el funcionamiento adecuado del cuerpo y la mente, y una buena alimentación puede tener un impacto positivo en la autoestima de una persona de varias maneras.
En primer lugar, una buena alimentación puede mejorar la salud física de una persona. Cuando el cuerpo está bien nutrido y recibe los nutrientes necesarios, funciona de manera más eficiente, lo que puede resultar en un aumento de la energía, una mejor calidad del sueño y una mayor resistencia física. Esto puede ayudar a una persona a sentirse más cómoda en su propia piel y a tener una mayor confianza en sus habilidades físicas.
En segundo lugar, los alimentos que consumimos también pueden afectar nuestro estado de ánimo y emociones. Una alimentación equilibrada puede ayudar a mantener niveles estables de glucosa en sangre y evitar fluctuaciones bruscas en los niveles de energía y el estado de ánimo. Por otro lado, una alimentación pobre en nutrientes puede provocar cansancio, irritabilidad y cambios de humor, lo que puede afectar negativamente la autoestima de una persona.
Por último, es importante recordar que tener una buena alimentación implica cuidar y respetar nuestro cuerpo, lo que puede fomentar sentimientos de autoestima y autoconfianza. Cuando nos preocupamos por lo que comemos y nos aseguramos de proporcionar a nuestro cuerpo lo que necesita, estamos enviando un mensaje positivo a nosotros mismos de que merecemos ser tratados con respeto y cuidado.
6. Ten un hobby que disfrutes
7. Practica la gratitud
Mantén un diario de gratitud: Cada noche antes de acostarte, escribe tres cosas por las que estás agradecido ese día. Pueden ser cosas grandes o pequeñas, desde haber tenido un buen día en el trabajo hasta haber disfrutado de una cena deliciosa con amigos. Hacer esto puede ayudarte a concentrarte en las cosas positivas de la vida y a apreciarlas más.
Practica la gratitud en tus relaciones: En lugar de centrarte en las cosas que tu pareja, amigos o familiares no hacen o no te dan, enfócate en las cosas positivas que hacen por ti. Hazles saber cuánto los aprecias y agradeces las cosas que hacen por ti.
Da las gracias verbalmente: Cuando alguien te haga algo amable, simplemente di «gracias». Hazlo con sinceridad y trata de expresar cómo te hace sentir. Por ejemplo, si alguien te ayuda a llevar las bolsas de la compra, puedes decir «gracias, me siento muy agradecido/a de que hayas hecho esto por mí».
Encuentra la gratitud en los momentos difíciles: A veces, es difícil encontrar cosas por las que estar agradecido en momentos de estrés o tristeza. Pero incluso en estas situaciones, hay cosas por las que puedes estar agradecido. Por ejemplo, puedes estar agradecido por tener amigos que te apoyen, por tener un techo sobre tu cabeza o por tener comida en la mesa.
Practica la meditación de gratitud: Siéntate en un lugar tranquilo y piensa en algo por lo que estás agradecido. Sostén ese pensamiento en tu mente y en tu corazón durante unos minutos. Luego, piensa en otra cosa por la que estás agradecido y repite el proceso.
Ayuda a los demás: Una forma poderosa de cultivar la gratitud es ayudar a los demás. Al hacer algo bueno por alguien, te das cuenta de lo afortunado que eres y de lo mucho que tienes que agradecer.
Recuerda los momentos positivos: Cuando te sientas abrumado o negativo, tómate un momento para recordar un momento positivo o alegre en tu vida. Piensa en cómo te hizo sentir en ese momento y siéntete agradecido por esa experiencia.
8. Enfócate en lo que puedes controlar
Enfocarte en lo que puedes controlar te permite una mayor sensación de bienestar y efectividad en la vida. En lugar de preocuparte por lo que está fuera de tu alcance, puedes dirigir tu atención y energía hacia lo que puedes influir directamente.
Puedes empezar cogiendo un papel, describiendo el problema que te sucede y luego dividiendo en dos secciones lo que puedes y lo que no puedes controlar de ese problema. Así podremos centrar todas nuestras energías en lo que está dentro de nuestro control y empezar a soltar aquello que no podemos controlar.
9. Desarrolla una actitud de crecimiento
La mentalidad de crecimiento es una filosofía que sostiene que nuestras habilidades, talentos y capacidades pueden mejorarse a través de la práctica y el esfuerzo constante. Esencialmente, es una creencia en que podemos crecer y mejorar como individuos, si nos comprometemos a ello.
Si bien la idea de una mentalidad de crecimiento puede sonar simple, su aplicación puede ser más difícil de lo que parece. Por ejemplo, muchos de nosotros tenemos creencias limitantes que nos impiden avanzar en la vida. Estas son ideas falsas o prejuicios que tenemos sobre nosotros mismos, nuestras habilidades o el mundo que nos rodea. Si creemos que no somos lo suficientemente inteligentes para aprender algo nuevo, esta creencia limitante nos impedirá intentarlo. Por lo tanto, el primer paso para cultivar una mentalidad de crecimiento es identificar y superar estas creencias limitantes.
Además, debemos desarrollar una mentalidad de aprendizaje. Esto implica estar abiertos a nuevas experiencias y aprender de ellas, en lugar de ver los errores y los fracasos como algo negativo. En lugar de decir «no puedo hacerlo», podemos adoptar la mentalidad de «todavía no», lo que implica que podemos aprender y mejorar en cualquier cosa con el tiempo y la práctica.
Por supuesto, también debemos establecer metas desafiantes y alcanzables. Las metas desafiantes nos permiten salir de nuestra zona de confort y nos brindan la oportunidad de crecer y mejorar. Pero, debemos asegurarnos de que sean realistas y alcanzables, para que podamos trabajar constantemente hacia ellas.
La perseverancia y la resiliencia son claves para desarrollar una mentalidad de crecimiento. No debemos rendirnos cuando enfrentamos un desafío o un fracaso, sino buscar maneras de superarlo. Debemos aprender de nuestros errores y utilizar esa información para mejorar. Y, siempre es útil buscar retroalimentación constructiva de otras personas. Escuchar las opiniones de los demás y aprender de sus experiencias y conocimientos nos ayudará a mejorar.
Finalmente, debemos celebrar nuestros éxitos y aprendizajes, no importa cuán pequeños sean. Esto nos motivará a seguir adelante y nos ayudará a mantener una actitud positiva. Cultivar una mentalidad de crecimiento puede ser un proceso desafiante, pero los beneficios de hacerlo son infinitos. Con un poco de práctica y esfuerzo constante, podemos todos alcanzar nuestro máximo potencial.
10. Practica la asertividad
La asertividad es una habilidad social que permite expresar de manera clara y efectiva las propias necesidades, deseos y opiniones sin agredir ni someterse a la voluntad de los demás. Esta habilidad es fundamental para la construcción de una autoestima saludable y duradera, ya que permite a las personas defender sus derechos y establecer límites saludables en sus relaciones interpersonales.
La falta de asertividad puede conducir a la sumisión, el resentimiento y la frustración, lo que a su vez puede afectar la autoimagen y la autoestima de una persona. Por ejemplo, una persona que no es asertiva puede sentirse frustrada porque no puede expresar sus necesidades, lo que puede llevar a una sensación de impotencia y baja autoestima. Además, la falta de asertividad puede llevar a que una persona se someta a situaciones desagradables o abusivas, lo que puede dañar aún más su autoestima.
Por otro lado, una persona que es asertiva puede establecer límites claros en sus relaciones, lo que puede aumentar la autoestima y el respeto propio. La asertividad también puede mejorar las relaciones interpersonales, ya que permite una comunicación más clara y honesta entre las personas. Las personas que son asertivas son capaces de expresar sus necesidades y deseos de manera clara y efectiva, lo que puede mejorar su capacidad para establecer relaciones satisfactorias y saludables.
Además, la asertividad es importante porque puede ayudar a las personas a desarrollar habilidades de resolución de conflictos. Cuando las personas son capaces de expresar sus necesidades y deseos de manera clara y efectiva, pueden evitar conflictos innecesarios y resolver los conflictos de manera más efectiva. La asertividad también puede ayudar a las personas a negociar de manera efectiva y a tomar decisiones importantes, lo que puede aumentar la confianza y la autoestima.
Finalmente
Si sientes que necesitas ayuda para tener más autoestima, puedo ayudarte.
La autoestima es algo que puede requerir mucho esfuerzo, conocimiento experto y dedicación. No sientas que pedir ayuda es un fracaso. No intentarías aprender a construir un edificio por tu cuenta, pedirías consejo y ayuda a un arquitecto o contratarías a una empresa de construcción.
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