Qué es la ansiedad

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una sensación normal y común que se experimenta ante situaciones de incertidumbre, miedo, temor o estrés, como enfrentarse a problemas difíciles, tomar decisiones importantes, hablar en público o asistir a una entrevista de trabajo. 

Esta emoción cumple una función útil, ayudando a las personas a adaptarse a la vida, estar alerta, concentrarse y ser más productivas. Sin embargo, la ansiedad se convierte en un trastorno cuando los sentimientos de miedo y preocupación son intensos, excesivos, persistentes y desproporcionados en comparación con el peligro real, interfiriendo con las actividades diarias y afectando la calidad de vida.

 Los trastornos de ansiedad pueden manifestarse como episodios repetidos de ansiedad intensa y miedo o terror, como en los ataques de pánico, y pueden comenzar en la infancia o adolescencia y continuar hasta la edad adulta.

Es importante diferenciar entre miedo, en el que el individuo conoce el objeto externo que le amenaza, y la ansiedad, en la que la amenaza es interna y menos delimitada.

Hay muchas formas de manejar la ansiedad. Algunas personas usan técnicas de relajación, como la respiración profunda, para sentirse más tranquilos. Otras pueden ir a terapia para aprender a cambiar sus patrones de pensamiento negativos. También hay medicamentos que pueden ayudar a reducir los síntomas físicos de la ansiedad.

¿Es lo mismo la ansiedad y el estrés?

Una de las diferencias que se plantea desde la perspectiva de la Psicofisiología es que el estrés se refiere más a la parte fisiológica y los cambios que ocurren en el cuerpo, como el aumento de las hormonas del estrés, la frecuencia cardíaca y la presión arterial, mientras que en la ansiedad se presta más atención a la parte subjetiva y a la sensación de peligro o amenaza. 

Por otro lado, el estrés es más constante y sucede más prolongado en el tiempo. Mientras, la ansiedad sucede por episodios, tiene ciclos de intensidad. 

 

Trastornos de ansiedad

Cuando la ansiedad sucede con demasiada frecuencia o sin motivo aparente, puede convertirse en un trastorno de ansiedad. Los trastornos de ansiedad son un conjunto de condiciones psicológicas que se caracterizan por sentimientos intensos de preocupación, miedo y angustia. Estos trastornos pueden afectar seriamente la calidad de vida de quienes los padecen, limitando su capacidad para realizar actividades cotidianas y disfrutar de sus relaciones interpersonales.

Todos los trastornos de ansiedad según el DSM-V. Criterios diagnósticos.

A. Ansiedad y preocupación excesiva (anticipación aprensiva), que se produce durante más días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en relación con diversos sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar). 

B. Al individuo le es difícil controlar la preocupación. 

C. La ansiedad y la preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (y al menos algunos síntomas han estado presentes durante más días de los que han estado ausentes durante los últimos seis meses): Nota: En los niños, solamente se requiere un ítem. 

1. Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta. 

2. Fácilmente fatigado. 

3. Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco. 

4. Irritabilidad. 138 Trastornos de ansiedad

5. Tensión muscular. 

6. Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio). 

D. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. 

E. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a otra afección médica (p. ej., hipertiroidismo). 

F. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., ansiedad o preocupación de tener ataques de pánico en el trastorno de pánico, valoración negativa en el trastorno de ansiedad social [fobia social], contaminación u otras obsesiones en el trastorno obsesivo-compulsivo, separación de las figuras de apego en el trastorno de ansiedad por separación, recuerdo de sucesos traumáticos en el trastorno de estrés postraumático, aumento de peso en la anorexia nerviosa, dolencias físicas en el trastorno de síntomas somáticos, percepción de imperfecciones en el trastorno dismórfico corporal, tener una enfermedad grave en el trastorno de ansiedad por enfermedad, o el contenido de creencias delirantes en la esquizofrenia o el trastorno delirante.

 

A. Presencia de obsesiones, compulsiones o ambas: Las obsesiones se definen por (1) y (2): 

          1. Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan, en algún momento durante el trastorno, como intrusas o no deseadas, y que en la mayoría de los sujetos causan ansiedad o malestar importante. 

           2. El sujeto intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o neutralizarlos con algún otro pensamiento o acto (es decir, realizando una compulsión).

Las compulsiones se definen por (1) y (2):

          1. Comportamientos (p. ej., lavarse las manos, ordenar, comprobar las cosas) o actos mentales (p. ej., rezar, contar, repetir palabras en silencio) repetitivos que el sujeto realiza como respuesta a una obsesión o de acuerdo con reglas que ha de aplicar de manera rígida.

           2. El objetivo de los comportamientos o actos mentales es prevenir o disminuir la ansiedad o el malestar, o evitar algún suceso o situación temida; sin embargo, estos comportamientos o actos mentales no están conectados de una manera realista con los destinados a neutralizar o prevenir, o bien resultan claramente excesivos.

           Nota: Los niños de corta edad pueden no ser capaces de articular los objetivos de estos comportamientos o actos mentales.

B. Las obsesiones o compulsiones requieren mucho tiempo (p. ej., ocupan más de una hora diaria) o causan malestar clínicamente  significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

C. Los síntomas obsesivo-compulsivos no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o a otra afección médica.

D. La alteración no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental (p. ej., preocupaciones excesivas, como en el trastorno de ansiedad generalizada; preocupación por el aspecto, como en el trastorno dismórfico corporal; dificultad de deshacerse o renunciar a las posesiones, como en el trastorno de acumulación; arrancarse el pelo, como en la tricotilomanía [trastorno de arrancarse el pelo]; rascarse la piel, como en el trastorno de excoriación [rascarse la piel]; estereotipias, como en el trastorno de movimientos estereotipados; comportamiento alimentario ritualizado, como en los trastornos alimentarios; problemas con sustancias o con el juego, como en los trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos; preocupación por padecer una enfermedad, como en el trastorno de ansiedad por enfermedad; impulsos o fantasías sexuales, como en los trastornos parafílicos; impulsos, como en los trastornos perturbadores, del control de los impulsos y de la conducta; rumiaciones de culpa, como en el trastorno de depresión mayor; inserción de pensamientos o delirios, como en la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos; o patrones de comportamiento repetitivo, como en los trastornos del espectro del autismo).

Especificar si: Con introspección buena o aceptable: El sujeto reconoce que las creencias del trastorno obsesivo-compulsivo son claramente o probablemente no ciertas o que pueden ser ciertas o no. Con poca introspección: El sujeto reconoce que las creencias del trastorno obsesivo-compulsivo son claramente o probablemente no ciertas o que pueden ser ciertas o no. Con ausencia de introspección/con creencias delirantes: El sujeto está completamente convencido de que las creencias del trastorno obsesivo-compulsivo son ciertas. 

Especificar si: El sujeto tiene una historia reciente o antigua de un trastorno de tics.

A. Ataques de pánico imprevistos recurrentes. Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de los síntomas siguientes: Nota: La aparición súbita se puede producir desde un estado de calma o desde un estado de ansiedad.

         1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardiaca.

          2. Sudoración.

          3. Temblor o sacudidas.

          4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.

          5. Sensación de ahogo.

           6. Dolor o molestias en el tórax.

           7. Náuseas o malestar abdominal.

           8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.

            9. Escalofríos o sensación de calor.

           10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).

           11. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).

           12. Miedo a perder el control o de “volverse loco.”

           13. Miedo a morir.

Nota: Se pueden observar síntomas específicos de la cultura (p. ej., acúfenos, dolor de cuello, dolor de cabeza, gritos o llanto incontrolable). Estos síntomas no cuentan como uno de los cuatro síntomas requeridos.

B. Al menos a uno de los ataques le ha seguido un mes (o más) de uno o los dos hechos siguientes:

           1. Inquietud o preocupación continua acerca de otros ataques de pánico o de sus consecuencias (p. ej., pérdida de control, tener un ataque de corazón, “volverse loco”). 

            2. Un cambio significativo de mala adaptación en el comportamiento relacionado con los ataques (p. ej., comportamientos destinados a evitar los ataques de pánico, como evitación del ejercicio o de las situaciones no familiares). 

C. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a otra afección médica (p. ej., hipertiroidismo, trastornos cardiopulmonares). 

D. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., los ataques de pánico no se producen únicamente en respuesta a situaciones sociales temidas, como en el trastorno de ansiedad social; en repuesta a objetos o situaciones fóbicas concretos, como en la fobia específica; en respuesta a obsesiones, como en el trastorno obsesivo-compulsivo; en respuesta a recuerdos de sucesos traumáticos, como en el trastorno de estrés postraumático; o en respuesta a la separación de figuras de apego, como en el trastorno de ansiedad por separación).

A. Miedo o ansiedad intensa acerca de dos (o más) de las cinco situaciones siguientes: 

          1. Uso del transporte público (p. ej., automóviles, autobuses, trenes, barcos, aviones). 

          2. Estar en espacios abiertos (p. ej., zonas de estacionamiento, mercados, puentes). 

           3. Estar en sitios cerrados (p. ej., tiendas, teatros, cines). 

           4. Hacer cola o estar en medio de una multitud. 

           5. Estar fuera de casa solo.

B. El individuo teme o evita estas situaciones debido a la idea de que escapar podría ser difícil o podría no disponer de ayuda si aparecen síntomas tipo pánico u otros síntomas incapacitantes o embarazosos (p. ej., miedo a caerse en las personas de edad avanzada; miedo a la incontinencia). 

C. Las situaciones agorafóbicas casi siempre provocan miedo o ansiedad. 

D. Las situaciones agorafóbicas se evitan activamente, requieren la presencia de un acompañante o se resisten con miedo o ansiedad intensa. 

E. El miedo o la ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantean las situaciones agorafóbicas y al contexto sociocultural. 

F. El miedo, la ansiedad o la evitación es continuo, y dura típicamente seis o más meses. 

G. El miedo, la ansiedad o la evitación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. 

H. Si existe otra afección médica (p. ej., enfermedad intestinal inflamatoria, enfermedad de Parkinson), el miedo, la ansiedad o la evitación es claramente excesiva. 

I. El miedo, la ansiedad o la evitación no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental—por ejemplo, los síntomas no se limitan a la fobia específica, a la situación; no implican únicamente situaciones sociales (como en el trastorno de ansiedad social); y no están exclusivamente relacionados con las obsesiones (como en el trastorno obsesivo-compulsivo), defectos o imperfecciones percibidos en el aspecto físico (como en el trastorno dismórfico corporal), recuerdo de sucesos traumáticos (como en el trastorno de estrés postraumático) o miedo a la separación (como en el trastorno de ansiedad por separación). 

Nota: Se diagnostica agorafobia independientemente de la presencia de trastorno de pánico. Si la presentación en un individuo cumple los criterios para el trastorno de pánico y agorafobia, se asignarán ambos diagnósticos.

A. Miedo o ansiedad intensa en una o más situaciones sociales en las que el individuo está expuesto al posible examen por parte de otras personas. Algunos ejemplos son las interacciones sociales (p. ej., mantener una conversación, reunirse con personas extrañas), ser observado (p. ej., comiendo o bebiendo) y actuar delante de otras personas (p. ej., dar una charla). Nota: En los niños, la ansiedad se puede producir en las reuniones con individuos de su misma edad y no solamente en la interacción con los adultos. 

B. El individuo tiene miedo de actuar de cierta manera o de mostrar síntomas de ansiedad que se valoren negativamente (es decir, que lo humillen o avergüencen; que se traduzca en rechazo o que ofenda a otras personas). 

C. Las situaciones sociales casi siempre provocan miedo o ansiedad. Nota: En los niños, el miedo o la ansiedad se puede expresar con llanto, rabietas, quedarse paralizados, aferrarse, encogerse o el fracaso de hablar en situaciones sociales. 

D. Las situaciones sociales se evitan o resisten con miedo o ansiedad intensa. 

E. El miedo o la ansiedad son desproporcionados a la amenaza real planteada por la situación social y al contexto sociocultural. 

F. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente seis o más meses.

G. El miedo, la ansiedad o la evitación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. 

H. El miedo, la ansiedad o la evitación no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a otra afección médica. 

I. El miedo, la ansiedad o la evitación no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental, como el trastorno de pánico, el trastorno dismórfico corporal o un trastorno del espectro del autismo.

 J. Si existe otra afección médica (p. ej., enfermedad de Parkinson, obesidad, desfiguración debida a quemaduras o lesiones) el miedo, la ansiedad o la evitación está claramente no relacionada o es excesiva. 

Especificar si: 

Sólo actuación: Si el miedo se limita a hablar o actuar en público

A. Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica (p. ej., volar, alturas, animales, administración de una inyección, ver sangre).

Nota: En los niños, el miedo o la ansiedad se puede expresar con llanto, rabietas, quedarse paralizados o aferrarse.

B. El objeto o la situación fóbica casi siempre provoca miedo o ansiedad inmediata.

C. El objeto o la situación fóbica se evita o resiste activamente con miedo o ansiedad intensa.

D. El miedo o la ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantea el objeto o situación específica y al contexto sociocultural.

E. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente seis o más meses.

F. El miedo, la ansiedad o la evitación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

G. La alteración no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental, como el miedo, la ansiedad y la evitación de situaciones asociadas a síntomas tipo pánico u otros síntomas incapacitantes (como en la agorafobia); objetos o situaciones relacionados con obsesiones (como en el trastorno obsesivo-compulsivo); recuerdo de sucesos traumáticos (como en el trastorno de estrés postraumático); dejar el hogar o separación de las figuras de apego (como en el trastorno de ansiedad por separación); o situaciones sociales (como en el trastorno de ansiedad social).

A. Los ataques de pánico o la ansiedad predominan en el cuadro clínico.

B. Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o los análisis de laboratorio de que el trastorno es la consecuencia fisiopatológica directa de otra afección médica.

C. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental.

D. La alteración no se produce exclusivamente durante el curso de un síndrome confusional.

E. La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

A. Los ataques de pánico o la ansiedad predominan en el cuadro clínico. 

B. Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o los análisis de laboratorio de (1) y (2): 

              1. Síntomas del Criterio A desarrollados durante o poco después de la intoxicación o abstinencia de una sustancia o después de la exposición a un medicamento. 

               2. La sustancia/medicamento implicado puede producir los síntomas del Criterio A. 

C. El trastorno no se explica mejor por un trastorno de ansiedad no inducido por sustancias/medicamentos. Tal evidencia de un trastorno de ansiedad independiente pueden incluir lo siguiente:

                Los síntomas anteceden al inicio del consumo de la sustancia/medicamento; los síntomas persisten durante un período importante (p. ej., aproximadamente un mes) después del cese de la abstinencia aguda o la intoxicación grave; o existen otras pruebas que sugieren la existencia de un trastorno de ansiedad independiente no inducido por sustancias/medicamentos (p. ej., antecedentes de episodios recurrentes no relacionados con sustancias/medicamentos).

D. El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso de un síndrome confusional.

E. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Algunos ejemplos de presentaciones que se pueden especificar utilizando la designación “otro especificado” son los siguientes:

1. Ataques sintomáticos limitados

2. Ansiedad generalizada que no se produce en mayor número de días que los que no está presente.

3. Khyâl cap (ataque del viento)

4. Ataque de nervios

Se emplea esta categoría cuando se cumplen la mayoría de los síntomas de un trastorno de ansiedad pero no encaja en ninguna categoría diagnóstica. 

¿Qué causa la ansiedad?

Algunos factores que influyen en la ansiedad: 

  • Factores biológicos: Desequilibrios químicos en el cerebro, como niveles bajos de serotonina y dopamina, pueden aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad.
  • Factores ambientales: Experiencias traumáticas, estrés prolongado, eventos estresantes de la vida, problemas de salud, problemas laborales y financieros pueden contribuir a la ansiedad.
  • Factores genéticos: Se ha demostrado que los trastornos de ansiedad pueden ser heredados, aunque no todos los casos de ansiedad son causados por la genética.
  • Factores de personalidad: Las personas que tienen una personalidad más ansiosa o perfeccionista o tienen menos habilidades sociales y son menos asertivas, pueden ser más propensas a desarrollar un trastorno de ansiedad.

Cuando nos enfrentamos a una situación de peligro, se activa una respuesta de estrés que tiene como objetivo preparar al cuerpo para luchar o huir de la amenaza. Esta respuesta es conocida como la respuesta de «lucha o huida» la cual comienza en el cerebro, específicamente en la amígdala, que es responsable de la detección de las situaciones de peligro. Cuando la amígdala detecta una situación amenazante, envía una señal al hipotálamo, que a su vez activa el sistema nervioso simpático.

El sistema nervioso simpático es responsable de la liberación de adrenalina y noradrenalina en el torrente sanguíneo, lo que provoca una serie de cambios fisiológicos en el cuerpo. Estos cambios incluyen un aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, la dilatación de los bronquios, el aumento de la sudoración y la dilatación de las pupilas.

Todo esto permite que el cuerpo esté preparado para luchar o huir de la amenaza. Si la persona decide luchar, la adrenalina y la noradrenalina aumentan la fuerza muscular y la capacidad de resistencia. Si la persona decide huir, los cambios fisiológicos preparan al cuerpo para la actividad física intensa.

 

 

¿Cómo se trata la ansiedad?

El tratamiento principal de los trastornos de ansiedad es la terapia cognitivo-conductual y en ocasiones, medicación. Otros tratamientos incluyen: Mindfulness, terapia psicodinámica, terapias basadas en apego y otras terapias psicológicas. 

El tratamiento psicológico consiste de psicoeducación, entrenamiento en técnicas de relajación, entender los desencadenantes, enfrentar las trampas cognitivas, consejos psicológicos y terapia conductual.

¿Cuánto dura el tratamiento de la ansiedad?

La duración del tratamiento medio de ansiedad es de 6 meses, pero depende de cada persona. 

 

 

Terapia cognitivo-conductual para la ansiedad.

La terapia cognitivo conductual se centra en los pensamientos, las conductas y las creencias de las personas. Trata de hacer cambios en cualquiera de esas partes, para ayudar a la persona a superar los ataques de pánico. 

Componentes de la terapia cognitivo-conductual para la ansiedad:

 
  • Psicoeducación de la ansiedad: Se educa al paciente sobre la ansiedad, cómo se desarrolla y cómo se mantiene. El objetivo es ayudar al paciente a comprender mejor su ansiedad y reducir su miedo a los síntomas.
  • Reestructuración cognitiva: Consiste en debatir las creencias o pensamientos que más sostienen la ansiedad. 
  • Autorregistro de pensamientos: El paciente lleva un registro detallado de sus pensamientos, emociones y conductas en situaciones específicas que le generan ansiedad. El objetivo es ayudar al paciente a identificar patrones en su pensamiento y comportamiento que puedan estar contribuyendo a su ansiedad.
  • Respiración diagragmática: Esta técnica implica enseñar al paciente a respirar profundamente desde el diafragma, lo que puede ayudar a reducir la hiperventilación y otros síntomas físicos del ataque de pánico.
  • Relajación muscular progresiva: Se tensan y luego relajan los músculos del cuerpo en un patrón específico, lo que puede ayudar a reducir la tensión muscular y la ansiedad. El terapeuta guía al paciente a través de una serie de ejercicios en los que se tensan y luego relajan diferentes grupos musculares, comenzando por los pies y avanzando hacia arriba hasta llegar a la cabeza. El objetivo es que el paciente aprenda a reconocer las sensaciones de tensión muscular y a relajar conscientemente esos músculos. La relajación muscular progresiva puede ser útil para reducir la ansiedad, mejorar el sueño y disminuir la frecuencia e intensidad de los ataques de pánico.
  • Exposición interoceptiva: Esta técnica se emplea en pacientes que tienen miedo a los síntomas fisiológicos de la ansiedad. El terapeuta guía al paciente a través de una serie de ejercicios diseñados para provocar sensaciones corporales similares a las que experimenta durante un ataque de pánico. El objetivo es que el paciente aprenda a reconocer estas sensaciones y a enfrentarlas sin sentirse abrumado/a.

    La exposición interoceptiva puede ser útil para reducir la ansiedad y disminuir su frecuencia e intensidad.

 

Mindfulness para la ansiedad

La práctica del mindfulness puede ayudar a las personas a manejar mejor sus pensamientos y emociones, y a reducir la sensación de estrés y ansiedad.

  1. Fomenta la conciencia del momento presente: La práctica del mindfulness ayuda a centrar la atención en el momento presente, lo que puede ayudar a reducir la preocupación excesiva sobre el futuro o el pasado.

  2. Ayuda a reducir la rumiación: La rumiación es un patrón de pensamiento repetitivo y negativo que puede contribuir a la ansiedad. El mindfulness ayuda a reducir la rumiación al centrar la atención en el momento presente y alejar la atención de los pensamientos negativos.

  3. Favorece la aceptación: El mindfulness fomenta la aceptación de los pensamientos y emociones sin juzgarlos o tratar de cambiarlos. Esto puede ayudar a reducir la ansiedad al reducir la lucha contra los pensamientos y emociones negativas.

  4. Mejora la respuesta al estrés: La práctica del mindfulness puede ayudar a mejorar la respuesta al estrés al reducir la reactividad emocional y la activación fisiológica asociada a la ansiedad.

Ansiedad

Preguntas frecuentes sobre la ansiedad:

¿Qué se puede hacer para calmar la ansiedad?

Es importante calmar la ansiedad de maneras saludables. Dar un paseo, practicar meditación, relajación, hablar con un ser querido, pasar un rato con tu mascota o hacer deporte pueden ser algunas de las opciones para disminuir los síntomas de la ansiedad.

No tapes la ansiedad con drogas, alcohol, tabaco u otras adicciones del comportamiento como ver redes sociales, jugar a videojuegos compulsivamente, apostar, juego, etc. A largo plazo esto puede aumentar la ansiedad y que termine convirtiéndose en un trastorno de ansiedad.

¿Ataque de pánico y ataque de ansiedad, es lo mismo?

Los ataques de pánico y los ataques de ansiedad no son lo mismo, aunque popularmente tiendan a usarse como sinónimos. El ataque de pánico surge sin un desencadenante. Los ataques de ansiedad sí aparecen tras un desencadenante. Un desencadenante es un estímulo, hay «algo» que aparece, ya sea un pensamiento o una situación.

Los ataques de pánico y de ansiedad comparten algunos síntomas: Malestar, mareo, presión en el pecho, pensamientos catastrofistas. Los mecanísmos biológicos por los que suceden ambos tienen también ciertas coincidencias. Los dos tienen que ver con la hiperactivación de la amígdala y del sistema de alarma del cuerpo. 

Los síntomas del ataque de pánico pueden ser más alarmantes que los de una crisis de ansiedad, el malestar físico más intenso y la sensación de peligro inminente más aguda. 

¿Qué no deben comer las personas que sufren de ansiedad?

Los cambios en la alimentación pueden ayudar con los síntomas de ansiedad a largo plazo, sin embargo no suelen ser suficientes si no se hacen cambios también en la forma de pensar y de actuar. 

Elimina los siguientes alimentos de tu dieta:

  1. Azucar
  2. Alimentos ultraprocesados.
  3. Cafeína
  4. Alcohol.

¿Qué es lo que piensa una persona con ansiedad?

Preocupaciones generales: «¿Qué pasaría si algo sale mal?»
Preocupaciones sociales: «¿Qué piensan de mí los demás?»
Preocupaciones de salud: «¿Y si tengo una enfermedad grave?»
Preocupaciones de rendimiento: «No puedo cometer errores o fallar.»
Preocupaciones existenciales: «¿Cuál es el propósito de mi vida?»
Preocupaciones de seguridad: «Tengo miedo de ser atacado o lastimado.»
Preocupaciones de relaciones: «Tengo miedo de ser rechazado o abandonado.»
Preocupaciones financieras: «Tengo miedo de no tener suficiente dinero.»
Preocupaciones de tiempo: «No tengo suficiente tiempo para hacer todo lo que necesito hacer.»
Preocupaciones de control: «Siempre tengo que estar en control de todo.»

¿Qué pasa si tengo ansiedad todos los días?

Tener ansiedad durante mucho tiempo genera un desgaste mental y físico, el cuerpo genera continuamente hormonas de estrés, lo que puede suponer un factor de riesgo para desarrollar otras enfermedades, particularmente enfermedades cardiovasculares. También se daña el sistema inmune y el cuerpo se vuelve más propenso a sufrir otras enfermedades.

¿Qué es lo peor que puede pasar con la ansiedad?

A corto plazo, la ansiedad no supone un problema más allá del malestar que se padece en el momento, pero a largo plazo la ansiedad puede tener consecuencias graves:

  1. Limitaciones en las actividades diarias: La ansiedad puede interferir en la capacidad de una persona para realizar actividades cotidianas, como ir a trabajar, hacer compras o interactuar con otras personas.

  2. Aislamiento social: Las personas con ansiedad pueden evitar situaciones sociales o interacciones con otras personas, lo que puede llevar al aislamiento social y a la sensación de soledad.

  3. Problemas de salud física: La ansiedad crónica puede aumentar el riesgo de problemas de salud física, como enfermedades cardíacas, presión arterial alta y trastornos gastrointestinales.

  4. Depresión: Las personas con ansiedad tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión, especialmente si la ansiedad no se trata adecuadamente.

  5. Trastornos de ansiedad más graves: Si no se trata, la ansiedad puede progresar a trastornos de ansiedad más graves, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico o el trastorno obsesivo-compulsivo.

  6. Problemas de adicción: Algunas personas con ansiedad pueden recurrir a sustancias adictivas, como el alcohol o las drogas, como una forma de automedicarse, lo que puede llevar a problemas de adicción.

  7. Suicidio: En casos extremos, la ansiedad no tratada o mal tratada puede llevar al suicidio. Por lo tanto, es importante buscar ayuda profesional si experimentas síntomas de ansiedad significativos.

ansiedad
Los trastornos de ansiedad son los más frecuentes en salud mental.

Presentación de un caso clínico de ansiedad: "Juan"

Díaz, C. P. (2014) presenta un caso clínico de un adolescente de 12 años con trastorno de ansiedad generalizada y cómo se aplicó el tratamiento cognitivo-conductual para ayudarlo a superar su problema. 

El paciente, llamado Juan (nombre figurado), es un varón que cursa 2º de E.S.O. en un instituto público de Castilla-La Mancha. Vive con su padre, su madre y su hermano mayor en el mismo hogar. 

Juan llegó a la consulta del psicólogo debido a que presentaba síntomas de ansiedad generalizada, lo que le impedía realizar actividades cotidianas como ir al colegio o relacionarse con sus amigos. Además, tenía dificultades para conciliar el sueño y experimentaba pesadillas recurrentes. 

El objetivo del tratamiento cognitivo-conductual era reducir el número de preocupaciones, disminuir la activación psicofisiológica y reducir las respuestas de escape. Para ello, se utilizaron diversas técnicas terapéuticas. 

En primer lugar, se trabajó en la identificación y registro de las preocupaciones que Juan tenía a lo largo del día. Se le enseñó a diferenciar entre preocupaciones reales e irreales y se le animó a cuestionar sus pensamientos negativos. 

Posteriormente, se trabajó en la relajación muscular progresiva para ayudar a Juan a controlar su activación psicofisiológica. Se le enseñaron técnicas de respiración profunda y relajación muscular para que pudiera aplicarlas cuando sintiera ansiedad.

 También se trabajó en la exposición gradual a situaciones temidas por Juan. Se empezó por situaciones menos estresantes y se fue avanzando poco a poco hasta llegar a situaciones más difíciles. De esta manera, Juan aprendió a enfrentarse a sus miedos sin sentirse abrumado por ellos. 

Por último, se trabajó en la identificación y modificación de las respuestas de escape que Juan utilizaba ante situaciones estresantes. Se le enseñaron técnicas para enfrentarse activamente a los problemas en lugar de evitarlos o huir de ellos. 

Tras varias sesiones terapéuticas, Juan comenzó a experimentar una disminución significativa en sus niveles de ansiedad. Empezó a ir al colegio con más regularidad y a relacionarse con sus amigos de manera más natural. También mejoró su calidad de sueño y dejó de experimentar pesadillas recurrentes. 

En las últimas sesiones, se trabajó en la consolidación de los avances logrados y se le enseñaron técnicas para prevenir recaídas. Juan aprendió a identificar los signos tempranos de ansiedad y a aplicar las técnicas terapéuticas que había aprendido para controlarla. 

En conclusión, el tratamiento cognitivo-conductual resultó efectivo para ayudar a Juan a superar su trastorno de ansiedad generalizada. Las técnicas terapéuticas utilizadas permitieron reducir el número de preocupaciones, disminuir la activación psicofisiológica y reducir las respuestas de escape. Además, Juan aprendió habilidades para enfrentarse activamente a los problemas en lugar de evitarlos o huir de ellos.

Conclusión

La ansiedad es una emoción natural y no supone por sí misma un problema. Nos prepara para la acción y puede ser una aliada para enfrentarnos a retos o peligros, sin embargo cuando la ansiedad se vuelve demasiado intensa o frecuente, puede llegar a generar un trastorno de ansiedad. Si sientes que la ansiedad se está volviendo un problema, es importante acudir a un profesional. En Laterapiaonline somos expertos en los tratamientos de ansiedad. Un psicólogo experto en ataques de pánico y en superar la ansiedad te atenderá y juntos podréis dejarlos atrás. ¡Contacta hoy, la primera sesión es gratis!

Bibliografía

Delgado, E., De la Cera, D. X., Lara, M. F., & Arias, R. M. (2021). Generalidades sobre el trastorno de ansiedad. Revista Cúpula35(1), 23-36.                        

Díaz, C. P. (2014). Tratamiento cognitivo-conductual de un adolescente con trastorno de ansiedad generalizada. Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes1(2), 157-163.

Sierra, J. C., Ortega, V., & Zubeidat, I. (2003). Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar. Revista mal-estar e subjetividade3(1), 10-59.

del Mar Molero, M., Tortosa, B. M., González, A., del Carmen Pérez-Fuentes, M., & Soriano, J. G. (2019). Beneficios de las intervenciones psicológicas en relación al estrés y ansiedad: Revisión sistemática y metaanálisis. European Journal of Education and Psychology12(2), 191-206.

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