Definición de ataque de pánico
Un ataque de pánico es un episodio de miedo o ansiedad intenso y repentino que se desencadena sin una causa aparente o un peligro real. Este evento puede durar de 5 a 20 minutos, aunque en algunos casos puede prolongarse hasta unas pocas horas, alcanzando su máxima intensidad aproximadamente 10 minutos después de su inicio.
Aunque muchas personas pueden experimentar uno o dos ataques de pánico a lo largo de su vida, pero si estos episodios se vuelven recurrentes e inesperados y generan un miedo constante a sufrir otro ataque, se denomina trastorno de pánico o trastorno de angustia. Este trastorno puede afectar significativamente la calidad de vida de una persona, llevándola a evitar lugares o situaciones en las que se hayan producido crisis anteriores. No obstante, el tratamiento para el trastorno de pánico puede ser muy eficaz.
¿Cuáles son los síntomas de un ataque de pánico?
Los ataques de pánico pueden aparecer repentinamente y en cualquier momento. Suelen alcanzar su punto máximo en cuestión de minutos, generalmente entre 10 a 20 minutos. Sin embargo, algunos síntomas pueden persistir durante una hora o más después del ataque.
La causa de los ataques de pánico es psicológica, pero se pueden identificar y tratar para minimizar el sufrimiento. Los ataques de pánico pueden ser «complejos» o «con síntomas limitados».
Síntomas emocionales
- Sensación de peligro o fatalidad inminente
- Miedo a perder el control
- Miedo a morir
- Sentimientos de irrealidad o desconexión
- Una sensación de miedo, terror o ansiedad intensos
Dolores
- Calambres abdominales
- Dolor de cabeza
- Dolor de estómago o nauseas
- Dolor en el pecho
Síntomas físicos
- Palpitaciones, frecuencia cardíaca rápida o latidos cardíacos fuertes
- Falta de aliento u opresión en la garganta
- Sensación de asfixia
- Sudor
- Temblor o estremecimiento
- Entumecimiento u hormigueo en manos, pies o cara
Es importante destacar que un ataque de pánico en sí mismo no es peligroso, aunque puede resultar muy angustiante y debilitante para la persona que lo experimenta. Sin embargo, los síntomas de un ataque de pánico pueden ser similares a los de un ataque al corazón, lo que a menudo lleva a la confusión y el miedo en la persona afectada. Es importante saber que un ataque al corazón es una emergencia médica grave y requiere atención médica inmediata, mientras que un ataque de pánico no es una emergencia médica y generalmente no requiere tratamiento médico urgente. Sin embargo, si una persona experimenta síntomas similares a los de un ataque al corazón, se recomienda buscar atención médica de inmediato para descartar cualquier problema de salud grave.
¿Cómo afecta tener ataques de pánico?
Los ataques de pánico pueden tener un impacto significativo en la vida de una persona. El miedo y la ansiedad asociados con los ataques de pánico pueden llevar a la evitación de situaciones que se perciben como peligrosas, lo que puede limitar la capacidad de una persona para llevar a cabo actividades cotidianas, como trabajar, socializar, viajar o incluso salir de casa.
Las personas que experimentan ataques de pánico también pueden desarrollar un temor constante a tener otro ataque, lo que puede llevar a la ansiedad anticipatoria y a una disminución de la calidad de vida. Además, los ataques de pánico pueden provocar problemas de sueño, fatiga y dificultad para concentrarse, lo que puede afectar el rendimiento en el trabajo o en la escuela.
Las personas con trastorno de pánico también pueden desarrollar problemas de salud mental adicionales, como depresión, abuso de sustancias y otros trastornos de ansiedad. Por lo tanto, es importante buscar ayuda y tratamiento si se experimentan síntomas de ataques de pánico para minimizar su impacto en la vida cotidiana.
¿Qué causa un ataque de pánico?
Los ataques de pánico pueden ser causados por una combinación de factores biológicos, psicológicos, ambientales y de estilo de vida.
En términos de factores biológicos, la genética puede desempeñar un papel importante en la predisposición a los ataques de pánico. También se ha demostrado que los desequilibrios químicos en el cerebro, como la sobreproducción de ciertas sustancias químicas, pueden contribuir a la aparición de los ataques de pánico.
Los factores psicológicos también pueden ser una causa de los ataques de pánico. El trauma y el estrés pueden desencadenar respuestas de ansiedad y pánico en algunas personas. Además, los patrones de pensamiento negativos y las creencias erróneas sobre los síntomas de la ansiedad pueden aumentar la probabilidad de ataques de pánico.
Los factores ambientales, como los eventos vitales estresantes y los factores culturales, también pueden desempeñar un papel en los ataques de pánico. La pérdida de un ser querido, la pérdida de empleo o el cambio de entorno pueden desencadenar sentimientos de ansiedad y pánico. Además, las expectativas culturales sobre cómo se deben comportar las personas en situaciones de estrés pueden aumentar la probabilidad de ataques de pánico.
Finalmente, el estilo de vida, como el consumo de sustancias y la falta de ejercicio, también pueden ser una causa de los ataques de pánico. El consumo de cafeína, alcohol y drogas recreativas puede aumentar la probabilidad de ataques de pánico. Además, la falta de ejercicio y una mala alimentación pueden afectar negativamente la salud mental y aumentar la probabilidad de experimentar síntomas de ansiedad y pánico.
Buscar ayuda
Si experimentas ataques de pánico, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental. Los ataques de pánico pueden ser debilitantes y afectar negativamente tu calidad de vida. La terapia cognitivo-conductual y otras técnicas terapéuticas pueden ayudarte a comprender y manejar tus síntomas de ansiedad y pánico de manera efectiva.
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